Perdidos pero felices

Lo que iba a ser un entrenamiento "normalito" en el coruñés monte Xalo se convirtió en una auténtica expedición de aventuras cuando el grupo Empujando Sonrisas decidió enfrentarse a sus senderos impulsando la silla de ruedas de Mario. En total salieron más de 16 kilómetros con un desnivel positivo superior a 700 metros. Todo esto gracias a las vueltas de más que tuvieron que dar tras perderse entre caminos que parecían sacados de una gincana de montaña. ¿Lo mejor? Cuanto más difícil era el paso, más se reía Mario. Entre raíces, piedras y cuestas imposibles, el grupo fortaleció las piernas y la unidad del equipo, algo vital del cara al gran reto de El Cruce Saucony.